lunes

IX

Un dicho se escapa del aire,
cristalino del agua un pensamiento,
notas brillantes de una caracola
se mezclan triunfantes con las ondas del viento.
Una palabra desciende del cielo,
se funde de la hierba con aromas,
un himno estruendoso al momento

resuena en la selva, en la amapola.

El hombre extasiado por imagen reveladora
del himno, poesía magnética levanta,
seguro de la concordia con la esencia,
seguro de su verdad arrolladora.
Pobre, no sabe que de la imagen,
otro ha labrado lógica herética
poesía discordante.
DNV

viernes

Coincidencias.

¿Creen en las coincidencias de sentido? Ante tales, cuando apenas se sospechan, la mente se halla como paralizada por un momento, tratando de establecer como tan diestramente estamos entrenados una conexión causal, una linealidad. Mas si la sensación es fuerte y lo "open mind" que "somos" no lo bloquea como un mero absurdo, se afianza en lo interior la convicción de algo nuevo y lúcido. Es una sensación de claridad. En palabras de Jung hablaríamos de sincronicidad. Sincronicidad. A más de alguno quizás se le viene a la mente la armonía preestablecida de Leibniz -en otro lenguaje, muchas veces mal entendido- o el destino trágico de Schopenhauer -en un sentido cercano, en otro muy lejano-. O quizás, cómo no, alguien recordaría la Providencia Divina en lenguaje cristiano. Yo humildemente -sin censurar algunos- prefiero entenderlos como mensajes.
Todo este exordio para unas pocas palabras. Días apretados de tiempo, en unos pocos días se puede vivir lo que no se vive en meses. Iba a publicar una entrada, pero ciertas circunstancias me han hecho entender lo errado que habría sido. Me detuve y entendí: habría herido a alguien. Aunque para quien lea estas palabras quizás carezcan de significado, para mí son un sello que me libera del vértigo.

DNV

P.S. .El escarabajo de oro.

miércoles

¿Qué se ama cuando se ama?




¿Qué se ama cuando se ama, mi Dios: la luz terrible de la vida

o la luz de la muerte? ¿Qué se busca, qué se halla, qué

es eso: amor? ¿Quién es? ¿La mujer con su hondura, sus rosas, su volcanes,

o este sol colorado que es mi sangre furiosa

cuando entro en ella hasta las últimas raíces?


¿O todo es un gran juego, Dios mío, y no hay mujer

no hay hombre sino un solo cuerpo: el tuyo,

repartido en estrellas de hermosura, en partículas fugaces

de eternidad visible?

Me muero en esto, oh Dios, en esta guerra

de ir y venir entre ellas por las calles, de no poder amar

trescientas a la vez, porque estoy condenado siempre a una,

a esa una, a esa única que me diste en el viejo paraíso.



Gonzalo Rojas.


sábado

Cuerpos Gloriosos


Yo que siento el mensaje de otro cuerpo en la piel de mis dedos
de otro cuerpo que me dice temblando yo también te deseo
Te deseo en la lluvia que llena de plata mi espalda
te deseo en aquello que gime e implora debajo de tu falda
Tu cuerpo palpitante con todas sus voces me invoca
Su puerta se humedece y me llama como una nueva boca
Y mi llave que tiene la forma de una llama erecta
va buscando el camino glorioso que conduce a tu puerta
Majestuosa es la blanca montaña majestuosos tus pechos
y mi mar que tranquilo te baña y que empapa tu lecho
Puro fuego es tu cielo puros besos te cruzan también
Nuestros cuerpos tendidos son la copia feliz del Edén.
Oscar Hahn

viernes

X


  • Amada, en ti se repite el milagro de la vida,

    en tu sonrisa el nacimiento de la aurora anuncia un nuevo día

    en tus labios una flor suave pródiga regala sus aromas

    llenando todo mi mundo en el cual tú, y nadie más que tú, mora.

    En ti está el rocío que ahoga la llama de mis aflicciones

    en tus palabras el sonido que me aleja de la sombra de una mera existencia

    una existencia muda, anónima, apartada,

    sufriente que percibe el sinsentido y la nada.

    Mas tú me hablas de lo sublime,

    me comunicas con tu amor esa idea esplendente soñadora,

    esa intención que al todo da su unidad reveladora.

    Amada mía, por ti tengo la llave que me reconcilia con la esencia,

    esa Idea pletórica y abundante que en ti se encarna,

    cuando repites el milagro de la vida.

DNV

Poema XVIII


Aquí te amo.
En los oscuros pinos se desenreda el viento.
Fosforece la luna sobre las aguas errantes.
Andan días iguales persiguiéndose.
Se desciñe la niebla en danzantes figuras.
Una gaviota de plata se descuelga del ocaso.
A veces una vela. Altas, altas estrellas.
O la cruz negra de un barco.
Solo.
A veces amanezco, y hasta mi alma está húmeda.
Suena, resuena el mar a lo lejos.
Este es un puerto.
Aquí te amo.
Aquí te amo y en vano te oculta el horizonte.
Te estoy amando aún entre estas frías cosas.
A veces van mis besos en esos barcos graves,
que corren por el mar hacia donde no llegan.
Ya me veo olvidado como estas viejas anclas.
Son más tristes los muelles cuando atraca la tarde.
Se fatiga mi vida inútilmente hambrienta.
Amo lo que no tengo. Estás tú tan distante.
Mi hastío forcejea con los lentos crepúsculos.
Pero llega la noche y empieza a cantarme.
La luna hace girar su rodaja de sueños.
Me miran con tus ojos las estrellas más grandes.
Y como yo te amo, los pinos en el viento
quieren cantar tu nombre con sus hojas de alambre.
Pablo Neruda.

Recuerdos.

Te das aliento en medio de las sombras,
repites en medio del desengaño:
no fue en vano, no fue en vano…

Mira, regocíjate, ¡cuántos años
entraron en tus venas!
¡cuán serena y profunda
se ha vuelto tu mirada!

Rompiste tu mundo y abrazaste
al mundo,
escuchaste a las personas y viste
sus lágrimas,
compartiste tus sueños y te diste
sin miedos
¡desbordaste tu alma y volaste junto
a otra alma al cielo!

Mira, regocíjate, ¡has ensanchado
tus campos interiores!
¡has vislumbrado flores en ti
jamás antes florecidas!

La amaste porque la amabas, porque
simplemente era,
la escuchaste y en su vida entraste,
abrazaste todo su ser: sus miedos,
sus risas, sus noches, sus días
y la amabas sin recelos,
ya nada esperabas, sólo la comprendías
¿Algo acaso te escandalizaba?
¿la suprimías y reprochabas?

La veías completamente,
veías en ella todo lo humano:
sus glorias y flaquezas,
lo divino y lo mundano
y la amabas, simplemente la amabas.
La apretabas a tu regazo
y sólo tú y ella existían,
compartías sus penas,
compartías sus alegrías,
compartías sus miedos y
con una mirada la contenías.
Le hablabas suavemente al oído,
la besabas, la elevabas
y simplemente la amabas.

¡Cuánta sabiduría!
¡cuánto mirar al hombre y aprender
de la vida!
¡cuántos secretos develados por
su sonrisa!
¡cuántos mundos, cuántas profundidades,
cuántas palabras innombrables!
¡Cuánto arrobamiento en el mar
de su pelo!
¡tantas delicias en el limbo
de su cintura!
¡tantas vidas vividas sobre
su cuerpo!
¡tantos hombres para su fantasía:
hombres agonizantes y nacientes
hombres extenuados e incansables
hombres enajenados y pacientes!
¡Lo fui todo, lo fui todo
contigo, oh amada!

Tanta luz, tanta luz,
pero que se aleja…

Mi corazón no se conforma,
no se conforma mi espíritu
que te llama,
¿qué ha querido de nosotros la vida
que ahora nos separa?
¿qué el destino nos depara
allá a lo lejos,
allá a lo lejos,
donde el pensamiento no pasa?

Mi corazón no se conforma,
no se conforma mi alma si no
te tiene
¡Ay, Vida, te pregunto!
¿De qué sirve este ensanchamiento
de mi alma?
¿para qué esta elevación
si no ha perdurado el amor?

A qué rincón del universo se va el amor,
dime, a qué lugar para ir a buscarlo.

¡Ay, Vida, te pregunto!
¡Para qué conocer el mundo
si no ha quedado el amor!

¿Fue esto una ilusión,
no fue realmente amor?
¿Fue un espejismo desdichado
para simplemente crecer?

¡Ay, me pregunto!
Para qué mirar más profundo,
ser más etéreo,
si no ha quedado lo más preciado:
el amor.

¡Ay, Vida!
¡Para qué lo vivido,
si no ha quedado el amor!


DNV